Palabras del Embajador Ronald Johnson de los 244 Años de Independencia de los Estados Unidos
4 de julio de 2020
Muy buenas noches. Hoy les mando saludos a todos los salvadoreños de parte de nuestro Presidente, Donald Trump, y también del pueblo de los EE.UU. Para mí y para mi esposa, Alina, es un privilegio estar en El Salvador celebrando el día de nuestra independencia con ustedes, nuestros amigos salvadoreños. Este año celebramos en los Estados Unidos de América 244 años de independencia.
Para mí, este día tiene un valor muy especial, porque el 4 de julio era también el cumpleaños de mi padre. Desde que tengo memoria, el 4 de julio ha sido un día para pasar en familia, celebrando juntos el nacimiento de una nación y de mi padre, quien me enseñó a tener un espíritu de servicio, valores profundos y grandes lecciones que me definen como persona. Y si bien siempre fue un día de fiesta, también era un momento para recordar el verdadero significado de celebrar este día.
EE.UU. fue fundado con un ideal de democracia, con el deseo de convertirse en ejemplo de lo que un pueblo empoderado y libre puede alcanzar. El cuatro de julio de 1776, los delegados de las trece colonias adoptaron la Declaración de Independencia, un documento histórico escrito en su mayor parte por Thomas Jefferson.
La Declaración de Independencia contiene tres ideas principales: Uno – Que todos los hombres son creados iguales; dos – Que todos los hombres tienen ciertos derechos inalienables, que incluyen – la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; y tres – que las personas tienen el deber cívico de defender estos derechos para sí mismos y para los demás.
La Declaración de Independencia era un documento de una página, pero sentó las bases para otros documentos que siguieron, incluida la Constitución, la cual llegó casi trece años después, y la Declaración de Derechos, que llegó quince años después del Día Independencia. No fue hasta casi trece años después de la Independencia que George Washington se convirtió en nuestro primer presidente.
Fue firmada por sólo 56 personas que se unieron por el bien común de la nación nueva. Los firmantes de esa declaración arriesgaron sus vidas y fortunas para crear los Estados Unidos. La última línea de la Declaración establece que “comprometemos mutuamente nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro honor sagrado.”
El pueblo salvadoreño y el pueblo de los Estados Unidos tienen muchas cosas en común, incluido el sacrificio para obtener y defender sus libertades, su democracia y su derecho de buscar su propia felicidad. Ambos hemos luchado para tener un mejor país, y hemos compartido estos valores y principios democráticos a lo largo de décadas.
Con más de tres millones de salvadoreños viviendo en los Estados Unidos, nuestros países ya están unidos de muchas maneras. Casi todos los salvadoreños comparten alguna clase de vínculo con mi país, ya sea familiar, económico, o de muchos otros tipos. Compartimos los mismos sueños de “vida, libertad y búsqueda de la felicidad” que le han permitido a mi país convertirse en lo que es hoy.
Nosotros empezamos este camino antes que ustedes y hay algo bueno en esto. Ustedes pueden aprender de nuestros errores y de nuestros logros. Pueden beneficiarse de nuestra ayuda y nuestra experiencia, y continuaremos colaborando con ustedes para ayudarlos a que El Salvador alcance su lugar entre las naciones como un ejemplo de un socio democrático estable y próspero. Todos nosotros juntos protegemos y fortalecemos la democracia y formamos parte del esfuerzo para que El Salvador salga adelante.
A medida que los Estados Unidos y otros mercados mundiales libres comiencen a buscar oportunidades para trasladar la producción y el comercio de Asia al Hemisferio Occidental, debemos trabajar juntos para resaltar la ética laboral del pueblo salvadoreño y debemos buscar oportunidades para abrir negocios y crear empleos y oportunidades económicas aquí en El Salvador. Si los salvadoreños prosperan aquí en casa, es bueno para ambos países.
Este día de independencia, yo los invito a que celebremos estos valores democráticos que compartimos y recordemos que esta es una lucha que debemos de continuar todos los días, defendiendo nuestras libertades y derechos, y cumpliendo con nuestras obligaciones con nuestros gobiernos y aún más importante, con la gente, con nuestros ciudadanos.
El Salvador no tiene un socio más fuerte ni un amigo más cercano que los Estados Unidos.
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