Encargado de Negocios Mark Johnson
Miércoles 11 de Octubre, 2017
CIFCO
Esta noche les quiero hablar sobre una joven quien hace 5 años vino a San Salvador desde Sonsonate. Su hermano le había prometido que iba a trabajar cuidando niños, y en vez de eso la llevó a un burdel, donde fue explotada sexualmente durante un año.
Esta no es una historia.
Es la realidad de millones de mujeres en el mundo. Es la realidad de cientos de víctimas en El Salvador.
La trata y tráfico ilícito de migrantes humanos está presente incluso en lugares en donde no creemos que exista. No sólo en la explotación sexual de mujeres, la mayoría de ellas siendo menores de edad, sino también en las uniones forzadas, en adopciones fraudulentas, en el comercio de material pornográfico.
Este es un crimen que afecta a las personas más vulnerables en nuestras sociedades, que toma ventaja de las condiciones extremas de pobreza e inseguridad en las cuales viven.
El Salvador ha hecho avances importantes para combatir este crimen, como con la creación de la Ley Especial Contra la Trata de Personas y la Dirección Nacional de Atención a Víctimas, y con el establecimiento de unidades especializadas en la PNC y en la Fiscalía General de la República.
Estos son pasos significativos no sólo para la captura de los victimarios, sino también para la recuperación y apoyo de víctimas.
La historia con la que empecé mis palabras tiene una continuación. La joven que les mencionaba fue rescatada, y es gracias al trabajo de diferentes instituciones, y de su propia determinación que ahora tiene la oportunidad de un futuro diferente.
Esta voluntad de seguir adelante, esta valentía de volver a empezar una vida nueva nos recuerda que este ciclo se puede romper, y es a estas personas a quienes nos debemos como gobiernos, como aliados en esta lucha. Porque además de ayudar a las víctimas de estas atrocidades, necesitamos trabajar juntos para evitar que este tipo de situaciones sucedan en primer lugar.
Corazón Azul es parte de estos esfuerzos, es una manera de decirles a todas estas personas que sufren a causa de este crimen, que no están solos.
A los niños que se encuentran en la mendicidad forzada, a las niñas que son vendidas por ganado, a las víctimas de matrimonios y uniones forzadas, les decimos: los vemos, los oímos y los apoyamos.
Todos tenemos la responsabilidad de hacer aún más para cambiar la situación de todas estas personas. Por eso estamos aquí esta noche, miembros del cuerpo diplomático, del gobierno de El Salvador y del sector privado.
Cada ciudadano puede actuar y más importante aún, debe actuar, aprendiendo a reconocer las señales de posibles víctimas y victimarios, al insistir que los servicios que consumimos sean libres de trabajos forzados, al oponerse a la violencia de género.
La transformación real ocurre cuando todos los sectores se responsabilizan y se involucran, cuando todos los ciudadanos toman protagonismo en la defensa de los derechos humanos.
Y la pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿qué estamos haciendo ahora para cambiar la realidad de estas personas?
Muchísimas gracias.