Ministro Consejero Mark Johnson
Noviembre 13, 2017
Esta semana celebramos el emprendedurismo a nivel global porque reconocemos la importancia central que este modelo de negocio tiene como el motor principal del crecimiento económico de todos los países.
La verdad es que en muchos casos nos concentramos en las compañías grandes, y los nombres que todos los sabemos, pero de hecho en todo el mundo, son las empresas pequeñas las que mueven la tierra, crean empleo, y hacen crecer las economías. Esta semana tratamos de reconocer sus contribuciones e impulsar nuevas iniciativas. Y en ningun lado tiene este sector más importancia que aquí en El Salvador
Hace unos meses tuve la oportunidad de conocer a Sandra, una joven emprendedora que al quedar embarazada perdió el apoyo de gran parte de su familia, quien le decía: tú no vas a poder salir adelante.
Pero Sandra no les creía a los escépticos. Ella decidió no solo seguir estudiando, sino que también lanzó su empresa de calzado, con una línea de “eco-calzado”, la cual es creada usando solo materiales reciclados.
Esa perseverancia, esa voluntad de seguir adelante a pesar de los obstáculos, la innovación y conciencia social, son todas características de los emprendedores. Y ellos necesitan estas cualidades, porque un emprendedor enfrenta dificultad y riesgo en todos lados y todos los días, en muchos casos son situaciones y dificultades que no afectan a las grandes empresas.
Las grandes empresas o los inversionistas extranjeros pueden contratar consultores, abogados y expertos cuyo único trabajo es lidiar con la “tramitología”. En contraste, un obstáculo administrativo puede ser insuperable para una pequeña empresa. Los aspirantes a empresarios que se sienten desalentados por la burocracia pueden no convertirse en empresarios en absoluto.
Cualquier buena idea de negocio que no se realiza es una oportunidad perdida, no solo para el empresario, sino también para los empleados no contratados por la empresa, las inversiones no realizadas en la comunidad y, bueno, hasta los impuestos no pagados al gobierno.
Pero también es la pérdida de una oportunidad para mejorar la calidad de vida. Para Sandra, tener su propia empresa significa la oportunidad de mantener y dar oportunidades y una vida digna a su familia. Y así como lo es para Sandra, también lo puede llegar a ser para muchos otros salvadoreños.
Esta semana es un llamado entonces, para que gobiernos puedan comprender cómo respaldar a los PYMES e innovar en proporcionarles los servicios que necesitan y un ambiente que apoye su creatividad. Es un llamado para inversionistas y bancos, de tomar riesgos calculados para apoyar las pequeñas empresas que tienen buenas ideas y planes bien pensados, con capitales semillas o con préstamos. Es un llamado para las empresas privadas a buscar alianzas con pequeñas empresas. Es un llamado para las instituciones educativas de incentivar la innovación y desarrollar el capital humano de tal manera que cumpla con las necesidades del mercado laboral.
Un llamado para que el acercamiento a estos problemas sean estratégicos, viendo más allá del mercado doméstico. Porque ahora con la tecnología, atraer al mercado global es una posibilidad inmediata, y no parte de un plan de 5 años. Quien sabe si dentro de 5 años voy a poder comprar un eco-calzado de Sandra en una tienda en mi estado de Nueva York.
El hecho que esta sea la semana del emprendedurismo “global” es una señal de lo pequeño que se ha vuelto el mundo. Porque la realidad es que necesitamos a más “Sandras” en el mundo, y el resultado de conferencias como estas debe de ir enfocado en cómo se pueden fomentar las condiciones ideales para que personas como Sandra puedan volver sus proyectos una realidad.
Este es el compromiso de los Estados Unidos – de estar al lado de El Salvador cuando tome pasos en apoyo de los emprendedores. Porque todos nosotros los necesitamos.